martes, 9 de diciembre de 2008

Hoy martes...

Qué raro. El puente ha sido raro. Han pasado cuatro días y no he hecho nada producitivo. Solo ir de una casa a otra mientras llovía, con la garganta chunga. Así estoy hoy, martes. Que, en su defecto, parece lunes, pero es martes y con la garganta echa una mierda.
Aquí estoy en la cama, cogiendo el poquito internet que me deja coger el vecino. Agradecida le estoy, no sabe cuánto. El poquito internet que me queda. El único recurso que tengo para mantenerme en comunicación con la gente, con el mundo. Es extraño tener que hacer esto. Nunca nos hizo falta.
Mi perro al lado, el hamster construyéndose su madriguera en su pequeña jaula y yo aquí, aguantando el frío, sin calefactor y escribiendo para combatirlo.
Es extraño tener que hacer esto, así, en estas condiciones.
¿Cómo hemos llegado hasta este punto? y por qué.... ese por qué es muy importante.
¿Y si en vez de agua, lloviera dinero? Nos haría muy felices, podríamos pagar todas las deudas que tenemos y sacarnos de la miseria... o eso es lo que dice mi padre. ¿hasta ese punto hemos llegado? quiero decir, ¿somos miserables?
Sus razones tiene para decirlo. ¿Qué tal si vienen los de hacienda y nos embargan la casa? Sí, papá. Somos miserables. Para que después me digan que el dinero no da la felicidad.
Somos tan miserables que ni el ministerio de ayudas para los estudios... Sí, esos que dan las becas, son capaces de retorcer su brazo y darnos un poquito del dienero que están repartiendo a personas que lo van a desaprovechar, o a personas que simplemente no les hacen falta. Pero claro, ni yo, que el catastro supera todo el dinero que me puedan dar y el patrimonio que tenemos lo supera todo... ni mi hermana, que según ellos no está matriculada en el curso vigente merecemos gozar del dinero que tan bien nos vendría para sacar el último spring adelante y con éxito. A éstos sí que les estoy agradecida. Lo más duro es escuchar a tu madre decir: Nada hija... que no nos merecemos nada.
La verdad es que, en vez de poner esas escusas absurdas, prefiero que me digan: Mira, no te damos el dinero porque no nos da la real gana. Quedarían de puta madre, porque precisamente, de las paredes de mi casa no cae dinero, al contrario. Y mi hermana lleva ya tres años matriculada en el mismo centro.
La manera de repartir ese dinero, no la entiendo, ¿en qué se basan?... No les basta un padre en paro, que no tiene dinero ni para el pan, que tiene que recurrir a la familia para pagar las deudas, una cuenta en números rojos, pendiente de pagar mil créditos y mil facturas, que cada día que va pasando van a umentando... Les parece poco estar sin teléfono, incomunicados... Robarle la línea al vecino, aunque ya se, ya se que eso es lo de menos. Pero ¿Y si nos pasara algo aquí? ¿Cómo avisamos a la gente?
En fin...

¿Y ahora yo qué hago? Si esa era la única esperanza que tenía para sobrellevar este curso.
¿Dejo el curso y todo lo que he conseguido hasta ahora?, ¿Dejo el curso claramente para ponerme a trabajar y ofrecerme una ayuda a mi y a mis padres? Porque, tampoco es nada estar cursando el segundo curso de un grado superior, en el que tengo que realizar infinidad de trabajos que van a costar lo suyo. En el que a final de curso, tengo que entregar el PROYECTO definitivo y me va a costar un ojo de la cara... ¿Qué hago yo ahora? si no puedo compaginar el trabajar y el estudiar... Si no tengo tiempo para una cosa, para las dos tampoco. O trabajo o estudio. Cada cosa a su tiempo. Todo a la vez no puede ser.

Hoy martes me he levantado extraña. Casi sin ganas de nada. Soñando que tenía un euro y pico, y que con eso tenía que hacer la compra de todo un mes. He pasado vergüenza, y solo era un sueño.
Estoy mala con la garganta, casi delirando y un montón de cosas por hacer y que debido a mi estado, no he podido, ni quiero hacer. Estoy harta...
Una sonrisa y pa lante, será lo mejor. Sin mirar pa trás. Eso es. Hoy es martes... Un martes gris. Un martes extraño. Un simple martes que pasará como todos los martes, al olvido.



Discover Urban Species!

No hay comentarios: